El atraco al tren de Glasgow: así robaron más de 60 millones de dólares
Descubre cómo una banda de 16 hombres robó más de 60 millones de dólares sin disparar un solo tiro en el atraco más famoso del siglo XX.
Introducción al crimen que fascinó al Reino Unido
Lo que pasó la madrugada del 8 de agosto de 1963 es real. Un grupo de 16 hombres asaltó un tren postal cargado de dinero, sin usar ni una sola arma de fuego. Y no hablamos de unas pocas libras: se llevaron el equivalente actual a más de 60 millones de dólares.
Lo más asombroso no fue solo el botín, sino el nivel de planificación, la ejecución casi perfecta y el carisma de sus protagonistas. Fue un atraco que marcó un antes y un después en la historia criminal del Reino Unido.
Londres en los años 60: el escenario perfecto para una banda audaz
Los años 60 en Londres eran un torbellino de contrastes. Por un lado, estaban los Beatles, la moda mod, la revolución sexual. Pero en los bajos fondos, florecía otra realidad: la del crimen organizado. Las calles estaban infestadas de extorsionadores, apostadores ilegales y ladrones de cuello blanco.
Entre ellos destacaban nombres como los gemelos Kray y la familia Richardson. Era una época en la que ser gánster estaba de moda, y algunos de ellos tenían más carisma que las estrellas de cine. El ambiente era propicio para que alguien con ambición y estilo dejara su huella.
Bruce Reynolds y la creación de un equipo criminal legendario
Ese alguien fue Bruce Reynolds. No era el típico matón de callejón. Era un ladrón sofisticado, culto, con una visión casi romántica del crimen perfecto. Su sueño era formar una banda que operara como un reloj suizo. Nada de improvisación, nada de violencia gratuita. Solo planificación, precisión… y elegancia.
Reynolds comenzó a reclutar a su equipo en los círculos del hampa londinense. Ronald "Buster" Edwards, exboxeador y contrabandista; Gordon Goody, cerebro táctico del grupo; Charlie Wilson, puro magnetismo y peligro; y Roy James, un piloto de carreras frustrado pero experto en fugas. Todos ellos, junto a otros especialistas, formarían la banda que pasaría a la historia.
El primer gran golpe: ensayo general con sabor a whisky y decepción
Antes de apuntar alto, probaron con un golpe más modesto. El objetivo: el edificio de la aerolínea BOAC en Heathrow. El botín, una caja fuerte con los sueldos del personal terrestre. El plan fue impecable: trajes elegantes, paraguas que escondían barras de hierro, Jaguars esperando fuera.
Todo salió según lo planeado… salvo por un detalle. La caja fuerte contenía apenas 62,000 libras. Una fortuna para algunos, pero no lo suficiente para saciar las ambiciones de Reynolds. Sin embargo, ganaron algo más valioso que el dinero: reputación.
Y también ganaron enemigos. Scotland Yard tomó nota. El inspector Tommy Butler, conocido como “One-Day Tommy” por su efectividad, ya tenía un nuevo objetivo en mente: Reynolds y su banda.
El plan maestro: cómo se gestó el robo al tren postal
El gran golpe llegaría con un soplo. Un confidente anónimo les informó que el tren postal de la Royal Mail que viajaba de Glasgow a Londres transportaba dinero viejo de los bancos escoceses. Tras los días festivos, iba cargado hasta los topes. Y apenas tenía seguridad.
Durante semanas, Reynolds y su equipo estudiaron las rutas, el horario, y encontraron el punto débil perfecto: el puente de Bridego, en Buckinghamshire. Compraron una granja a 30 kilómetros, que usarían como escondite. Trajeron a más hombres, incluso a un electricista, Roger Cordrey, para manipular las señales del tren.
El plan era brillante: detener el tren con una falsa señal roja, abordar la locomotora, desacoplar los vagones innecesarios y llevar los dos primeros —donde iba el dinero— hasta el puente. Todo debía durar 30 minutos. Ni un segundo más.
La madrugada del golpe: ejecución, tensión y errores
Llegó el 8 de agosto. Todo estaba listo. Jack Mills, el maquinista, frenó ante una señal en rojo. Su compañero bajó a verificar… y no volvió. Desde la oscuridad emergieron figuras encapuchadas. Golpearon a Mills con una barra de metal y lo forzaron a conducir hasta el puente.
Pero no todo salió bien. El “viejo Pop”, un conductor jubilado que debía mover la locomotora, no conocía el modelo. No pudo arrancarla. En el caos, volvieron a poner a Mills al mando, pese a estar herido y en shock. El tren finalmente se movió, pero el reloj ya corría.
Al llegar al puente, los ladrones irrumpieron en el vagón del dinero. Redujeron a cinco carteros a golpes, rompieron ventanas, forzaron puertas. Sacaron 120 sacos de dinero, más de dos toneladas. Cuando se cumplió el tiempo, dejaron atrás seis sacos y huyeron. Tenían 2,6 millones de libras. El atraco había sido un éxito… por ahora.
El botín millonario y el inicio del colapso
Volvieron a la granja como héroes. Reían, cantaban, jugaban al Monopoly con el dinero real del robo. Pero pronto la paranoia se impuso. La policía ya estaba en movimiento, la prensa se volcó con la historia, y la recompensa era jugosa: 260,000 libras por pistas. Más de lo que muchos habían cobrado.
Los ladrones comenzaron a destruir pruebas. Quemaron ropa, zapatos, pasamontañas. Pero algunos objetos no se podían quemar sin levantar sospechas: los sacos del dinero desprendían un humo negro denso. Lo peor: dejaron huellas por toda la granja.
La granja, el escondite perfecto que no lo fue tanto
Seis días después, unos guardias rurales inspeccionaron la zona. En cuestión de horas, la Flying Squad de Scotland Yard, liderada por Butler, ya estaba allí. Encontraron de todo: utensilios con huellas, ropa del atraco, e incluso restos del botín.
Cordrey fue el primero en caer. Lo delató un amigo al que le debía dinero. Luego vinieron los demás: Wilson, Goody, James… cada uno fue arrestado en circunstancias únicas, algunos tras persecuciones dignas de Hollywood. Solo tres seguían libres: Reynolds, Buster Edwards y Ronnie Biggs.
La cacería de Scotland Yard: Butler vs. los ladrones
El juicio llegó en 1964. Las condenas fueron durísimas: entre 25 y 30 años. Jack Mills, el maquinista, nunca se recuperó del golpe. Su testimonio fue crucial. La opinión pública estaba dividida: algunos veían a los ladrones como criminales, otros como héroes modernos.
Pero la historia no terminó ahí. Charlie Wilson escapó de prisión con ayuda externa. Ronnie Biggs se fugó usando una cuerda y se escondió en Brasil. Reynolds huyó a México y luego a Canadá. Durante años, la cacería continuó. Butler no descansó hasta verlos a todos tras las rejas… o muertos.
Juicio, condenas y fugas de película
Biggs se convirtió en celebridad. Dio entrevistas, vendió recuerdos, grabó música punk. Edwards montó un puesto de flores en Londres. Wilson fue asesinado en Marbella. Reynolds intentó volver al crimen, pero el mundo había cambiado. Murió en 2013 como una figura de culto.
De los 16 atracadores, cuatro nunca fueron capturados. Uno de ellos, el “viejo Pop”, murió en el anonimato. La historia se cerró con más preguntas que respuestas.
¿Qué fue de los protagonistas del mayor robo del siglo?
Algunos intentaron rehacer su vida. Otros no supieron adaptarse. Roy James volvió a prisión tras disparar a su suegro. Buster se quitó la vida. Goody vivió en Almería hasta su muerte. Solo Biggs logró vivir su leyenda hasta el final.
Y sin embargo, todos ellos pasaron a la historia como los autores del atraco más célebre del siglo XX. No por el dinero, sino por el estilo, la audacia y el legado que dejaron.
Entre mito y realidad, el asalto que cambió la historia criminal británica
El atraco al tren de Glasgow no fue solo un crimen. Fue un relato cinematográfico, un símbolo de una época, y una historia que todavía fascina al mundo. Y aunque muchas cosas salieron mal, en el imaginario colectivo quedó algo imborrable: la idea de que, por una noche, un grupo de ladrones logró burlar al sistema.
No usaron armas. No mataron a nadie. Solo un plan meticuloso, ejecutado con precisión… y una pizca de suerte. Una historia que demuestra que a veces, la realidad supera la ficción.
Fuentes:
«Asalto al tren de Glasgow» El correo, 9 de febrero de 2016.
«Bruce Reynolds, cerebro del asalto al tren de Glasgow» El país, 8 de agosto de 2018.
«La historia del atraco perfecto» La Vanguardia, 18 de diciembre de 2013.
«El cerebro del atraco del siglo rompe su silencio en su casa de Vera». La Voz de Almería, 1 de octubre de 2014.
«Jack Slipper, el detective que atrapó a los autores del 'Robo del siglo'». El Mundo. 25 de agosto de 2005.